Este podcast no se hace responsable por las decisiones que puedan derivarse del contenido aquí compartido. Su propósito es únicamente informativo y no constituye asesoramiento profesional ni comercial.
El trading no es un juego de suerte, es un negocio, pero pocos lo entienden así. ¿Qué pasaría si aplicaras la mentalidad empresarial a tus decisiones en el trading? En este episodio descubrirás cómo estructurarlo para hacerlo realmente rentable.
Hola, soy Anthony Fernández y te doy la bienvenida a Disciplina Financiera, el podcast donde hablamos de trading y e-commerce con los expertos que están marcando el camino.
Hoy me acompaña José Acosta, ingeniero de datos especializado en trading automatizado y apasionado por transformar la información en estrategias inteligentes. Con él vamos a hablar sobre cómo pensar el trading como un negocio rentable, aplicando la misma estructura mental y estratégica que cualquier emprendedor usaría para construir una empresa sólida. Un episodio ideal para quienes quieren dejar de ver el trading como una apuesta y empezar a verlo como una oportunidad real de crecimiento y estabilidad.
Bueno, hoy tenemos el placer de tener a José Acosta, ingeniero de datos y trader profesional, especialista en trading automatizado. Eh… cuéntanos, José, un poco más de tu historia: cómo comenzaste en este mundo del trading y de la ingeniería de datos.
Bueno, saludos. Mi nombre es José Acosta. La verdad es que gracias por la invitación, sumamente agradecido por haberme tomado en cuenta para este espacio que estás implementando, ¿no?
Y bueno, para hablarte un poco de mí: yo comencé hace aproximadamente unos 7 años. Yo vengo de la construcción, vengo de un background de construcción; estudié ingeniería civil. Al final, por ciertas circunstancias, la compañía se disolvió. Era una compañía familiar y, por cosas de la vida, se disolvió y me tocó empezar prácticamente de cero.
En ese momento escuché lo que era la minería. Agarré unos ahorros que tenía y me compré un rig de minería en ese momento, que eran 16 tarjetas para minar Ethereum. Ese fue mi primer acercamiento con todo eso y yo estaba como: “Bueno, con esto me establezco”. En ese momento el retorno de inversión de ese negocio era como de 10 meses. O sea, tú a los 10 meses recuperabas tu inversión y seguías minando.
Yo lo que no sabía era que el mercado de las criptomonedas fluctuaba. Yo no sabía que el precio de las monedas subía y bajaba, y que dependiendo de cómo se cotizara la moneda era que tú ibas a calcular tu rendimiento. Yo no sabía absolutamente nada de eso.
Entonces, entre una cosa y otra —aparte de que desde el momento en que compré la máquina duré como 8 meses para que me la entregaran, por temas de importación y no sé qué—, al final comencé la aventura… y me salió mal. Fue una actividad que hice sin ningún tipo de conocimiento. Empezaron los problemas de la luz en el país, se me quemaron algunos componentes, se me desconfiguraban las máquinas; lo que hacía, no tenía ni idea.
En ese momento el Ethereum estaba aproximadamente en 500 dólares y yo creo que minaba como tres Ethereum al mes. Yo no tenía ni idea de análisis, de proyección, no tenía ni idea de que el Ethereum iba a subir, ni de cuál era la perspectiva. O sea, fue una actividad que hice completamente a ciegas.
Al final terminé vendiendo el rig de minería por partes. Obviamente se me devaluó todo el dinero, pero le agarré amor, ¿no? Dije como que: “Bueno, ¿qué tal si yo me instruyo en esto?”. Cosa que no se la recomiendo a los traders: que empiecen de una vez con el mercado de las criptomonedas, porque hoy, siete años después, desde este lado, considero que es uno de los mercados más volátiles y quizá más salvajes en este entorno de renta variable.
Yo siempre le digo a las personas que se vayan un poquito más por el mercado de las acciones, que es un mercado que, a pesar de que es considerado renta variable, es mucho más tranquilo para una persona que empieza en esto.
Entonces, bueno, yo…
—Dime, disculpa…
No, disculpa, José. Por lo menos, ¿nos puedes dar un poquito de contexto? Porque hay muchas personas que nos escuchan que no saben en qué consiste la minería de criptomonedas. Un poco de contexto para que muchos sepan y entiendan lo que estamos conversando.
Ok. Bueno. En el mundo de las criptomonedas la mayoría de las monedas son hechas por un equipo de desarrollo, ¿no? Pero hay criptomonedas como las que en algún momento funcionaban bajo lo que se llama proof of work, que es “prueba de trabajo”.
Entonces, por lo menos en ese tiempo lo que era el Bitcoin y el Ethereum —que son las dos criptomonedas de mayor capitalización, donde está la mayoría del dinero colocado— se producían con equipos de computación.
Tú comprabas tu equipo y te convertías en un minero, ¿me entiendes? Comprabas tu equipo, que en el caso de Ethereum era prácticamente una supercomputadora que tú armabas con tarjetas de video Nvidia. En ese momento las de mayor capacidad eran las 1080 Ti, si mal no recuerdo.
Al tú conectar la máquina, la máquina permanecía todo el día conectada y empezaba a realizar una serie de procesos matemáticos complejos que, sinceramente, no tengo ni idea para qué los utilizaban exactamente. Y por generar esa actividad, te premiaban con una cantidad de moneda en ese momento.
Incluso hoy por hoy, todavía, una de las formas que tienes de invertir en Bitcoin es minándolo. Por eso es que se dice que el Bitcoin es el oro digital, porque es una industria que está sostenida por una infraestructura minera. Hay granjas de minería donde hay miles de máquinas produciendo X cantidad de hashes —no sé si todavía se mantiene esa métrica, pero en su momento era así—.
Es prácticamente eso: tú como inversor dices: “Bueno, voy a comprar un equipo: yo lo conecto, el equipo empieza a trabajar, a procesar, y ese equipo me va a generar una rentabilidad”.
Lo que tienes que tomar en cuenta es que, como todo, la industria de la minería también tiende al monopolio. Todos los años normalmente van cambiando los equipos, se van desvalorizando; entonces tienes que invertir en equipos más grandes o más potentes, siempre tienes que ir renovando.
También tienes que tomar en cuenta el precio del activo. No hay forma de que tú “congeles” cuánto será tu inversión, porque quizás yo compro una máquina hoy y obtengo una rentabilidad al precio de hoy, pero si dentro de un mes Bitcoin cae a 50.000 dólares o desaparece —que creemos que no es el caso, pero no sabemos qué pueda pasar—, entonces mi rentabilidad se va a ver afectada directamente por el precio de la moneda.
En pocas palabras es eso: tú inviertes en un equipo, ese equipo genera una cantidad de operaciones matemáticas complejas, que al final tú no controlas, y ellos, en función de eso, te dan una recompensa. Eso es prácticamente lo que es la industria de la minería en el entorno de las criptomonedas.
José, por lo menos comenzaste con la minería de criptomonedas y ahí le agarraste amor al trading o al análisis de datos. ¿Cómo fue este conjunto de cosas?
Al trading. Tú sabes que yo siempre, desde joven, veía… yo vi una película que a mí me marcó mucho, que se llama Wall Street, que es una película icónica dentro del mundo de las inversiones. Yo siempre veía cómo la gente invertía y me imaginaba esos salones, esos corredores de bolsa comprando y tal, no sé qué. Obviamente siempre vendieron Wall Street como esa población “elitesca”, ¿no? Esa élite que invertía desde sus grandes oficinas allá en Nueva York. Entonces yo me enamoré de eso.
Como te digo, obviamente me acerco no de la mejor forma, porque a raíz de la minería dije como que: “Bueno, quiero aprender lo que es el trading como tal”. Empecé como todos, viendo videos en YouTube. Yo me considero una persona autodidacta —creo que tú también lo eres—.
Pero antes de que se me olvide, quiero darle un consejo a todas esas personas que están empezando, ya sea en esto, ya sea en el e-commerce —que es otro de los roles de negocio que tú tienes, lo cual te felicito, hermano—: siempre que puedas y tengas la disposición, búscate un mentor.
O sea, búscate un mentor porque la verdad es que, como yo le digo a las personas, yo, como profesional, como capacitador, como mentor, como amigo, como me quieras llamar, no voy a evitar que tú pases por ese proceso de formación y que tú mismo des tus pasos, porque tú tienes que transitar el camino. Pero lo que sí voy a hacer, desde mi experiencia, es ayudarte a dar esos pasos en la dirección correcta. Porque si no, hermano, das muchas vueltas en círculo.
Tú puedes ser una persona muy inteligente, autodidacta, con conocimiento, capacitada, pero si no tienes una estructura o un sistema que ya haya sido preestablecido por una persona anteriormente y haya sido probado, en algún momento vas a llegar a la meta —porque la constancia y la disciplina vencen al talento—, pero vas a tardar mucho.
Entonces, si tú tienes la capacidad de buscar los servicios de un mentor, hazlo, porque de verdad la curva de aprendizaje se va a cortar bastante y vas a llegar al objetivo más rápido.
Yo, como autodidacta, pasé mucho tiempo viendo videos. Me acuerdo que la primera vez yo ni siquiera tenía cuenta en ningún tipo de banco americano. Bueno, para comprar criptomonedas no se necesita porque lo haces a través de los exchange, ¿no? Pero en ese momento, con decirte que no existía ni siquiera Binance cuando yo empecé. Y dije: “Bueno, quiero aprender a hacer trading de criptomonedas”.
Mira, yo creo que la primera vez que logré comprar Bitcoin tuve que hacer un proceso como de cinco o seis pasos; la verdad era una locura. Después empezaron a desarrollarse los exchange. Obviamente la seguridad no era tan sólida como lo es en estos momentos.
Y bueno, lo demás es historia. De ahí fui brincando de mercado en mercado, me especialicé más en las acciones. Lo que sí nunca he tenido el placer de operar —que creo que es lo que tú operas— es futuros. Yo me quedé hasta las opciones sobre acciones, que también es un instrumento especulativo que se maneja con contratos en el mediano plazo. Y ahí me quedé.
Y de aquí, después de todo este proceso de comenzar con la minería, pasar luego al trading… ¿cómo fue esa transición luego a la parte de datos, a la ingeniería de datos?
Bueno, yo tengo algo, ¿no? Yo soy una persona de carácter débil. Muchas veces uno dice: “No, yo soy de carácter fuerte”. Pero no: una persona de carácter fuerte es una persona que es lo suficientemente inteligente emocionalmente para controlar sus decisiones y no dejar que el entorno lo arrastre.
Hoy puedo ver, gracias a Dios, ya después de que conocí al Señor, me hice cristiano y obviamente también fui a terapia, que he aprendido un poco a manejar las emociones.
Yo llego a los datos porque me di cuenta —llegué a los datos y a la automatización, que van de la mano— de que precisamente tenía un carácter débil. Yo no respetaba mi sistema. Podía tener mis entradas, mis salidas, mi gestión de riesgo, pero particularmente cuando tenía un problema en X, Y o Z —que todos en la vida tenemos problemas— mi conocimiento se disipaba y empezaba a tomar muchas malas decisiones.
En el 2021 me estaba yendo relativamente bien con las criptomonedas y con todo. Empezó el mercado pospandemia, que a raíz de la impresión de dinero y las ayudas que empezó a dar el gobierno americano a las personas, la gente se volcó a la bolsa, a las inversiones, y todo eso impactó de manera positiva el mercado.
En esos momentos prácticamente la teoría de la opinión contraria falló, porque muchos pensaban que la bolsa iba a caer, y con las criptomonedas pasó lo contrario: el mercado se infló, pero fue por la cantidad de dinero que imprimió el gobierno americano.
En ese momento fue cuando Bitcoin llegó a su máximo histórico por primera vez, que fue alrededor de los 68.000 dólares. Yo tenía un portafolio de aproximadamente 250.000 dólares entre acciones y criptomonedas, y me estaba yendo bien relativamente.
¿Qué pasa? Que producto de mi mala gestión, de mi poca inteligencia emocional, yo des-diversifiqué mi portafolio. Entonces, ¿qué fue lo que hice? Todo el dinero que tenía colocado de manera inteligente, por así decirlo, lo metí en criptomonedas porque me dejé llevar por la codicia.
Veía que todo lo que metía en criptomonedas subía. Pero así como subía, yo no me presupuesté nada: “Sí, que me voy a presupuestar, que voy a agarrar un sueldo…” No. Mi portafolio se convirtió en mi alcancía. Yo no tenía ningún tipo de respeto por mi dinero: salía, gastaba, metía, sacaba. Llegué a tener una operativa completamente desordenada: podía estar en un lugar, aburrido, eran las 11 de la noche, me ponía a revisar el teléfono y, de repente, me metía en vainas y hacía operaciones que no tenían nada que ver con mi sistema y perdía miles de dólares en cuestión de segundos.
Entonces, tuve un desequilibrio emocional y profesional. Aparte, en ese momento había personas que también me habían dado dinero de buena fe; habían confiado en lo que yo estaba haciendo y, bueno, la verdad es que tuve una actitud completamente desbocada en ese momento.
Entonces, llegué a la conclusión de que yo era bueno en lo que hacía, pero en ese momento quizás no tenía la inteligencia suficiente para respetarlo. De ahí viene el contexto del trading como negocio: porque el trading es un negocio, y tú tienes que respetarlo como tal.
Yo dije: “Bueno, ¿cuál es la mejor forma de controlar esto por ahora? ¿Qué es lo que más me afecta a mí con respecto a mi operación? Mi inteligencia emocional, que no la tengo del todo ajustada o lo suficientemente madura para saber llevarlo”. Entonces, allí es que conocí el mundo de la automatización y de los datos.
Yo dije: “Bueno, de esta forma puedo eliminar uno de los componentes que, dentro de toda mi estructura de trading, es lo que más me hace daño: que, al final, soy yo mismo”.
Lo que hice fue trasladar ese conocimiento y esa operativa que ya tenía —que sabía que funcionaba, que ya había backtesteado— a un sistema automatizado de trading, que prácticamente es replicar mi operativa pero sin ningún tipo de influencia emocional. Porque un algoritmo tú le estableces sus reglas y él las ejecuta sí o sí.
El algoritmo no tiene un mal día, el algoritmo no se peleó con la esposa, el algoritmo no chocó el carro, el algoritmo no salió y se tomó un par de tragos. Entonces, eso me llevó al mundo de los datos porque está relacionado: cuando haces trading algorítmico, tienes que descargar los datos de algún lugar.
Al final tú limpias esos datos, los analizas, se los pasas al modelo de trading que tengas automatizado —que puede ser un modelo mecánico, que es un modelo que tú estableces previamente, o puede ser un modelo incluso con machine learning, que son algoritmos de aprendizaje automático que se van reentrenando y van aprendiendo de las condiciones de mercado—. Incluso hoy por hoy, a la fecha en la que estamos, hay bots de trading que tienen inteligencia artificial.
Hasta ahí yo no he llegado, a la parte de inteligencia artificial total en un bot de trading, y no me sentiría del todo seguro dejando que una IA tome las decisiones sin que yo supervise. Pero bueno, hermano, más o menos eso fue lo que me llevó a mí…
Porque te dije cómo me fue, pero no te terminé de contar la conclusión. La conclusión es que ese portafolio que en algún momento yo pensé, en mi ignorancia, que iba a llevar a un millón de dólares —y quién sabe, pudo haber sido posible—, en mi sueño fugaz se convirtió en 15.000. Yo me quedé viendo cómo el mercado se iba comiendo todo, y yo estaba completamente petrificado, paralizado. No sabía qué hacer. Caí en depresión: “Todo el trabajo que venía haciendo, ¿cómo es posible que lo perdí?”.
Hasta que un día un muy buen amigo, que también es trader, me dijo esta frase —que la he escuchado muchas veces, pero la primera vez que la escuché fue de él—: “Hermano, la esperanza no es una estrategia. Tú no te puedes quedar ahí sentado, esperanzado de que el mercado en algún momento te va a devolver lo que te quitó. Eso ya se perdió. Agarra lo que tienes y ve qué haces”.
Bueno, sabes, ahí va bien. Hace poco tuve un invitado también trader y hablábamos de la parte psicológica, que no es el tema de hoy, pero quiero traerlo un poco ahorita, ya que lo tocaste. Nosotros los traders solemos tener una tendencia autodestructiva. Es lo normal, o sea, yo lo pasé también: yo también comencé con las criptomonedas, tenemos una historia similar, y también tuve un momento autodestructivo.
¿Qué hice yo para trabajar mi inteligencia emocional? Como tú lo comentas: yo tengo 9 años haciendo trading y tengo 8 años haciendo terapia. O sea, comencé a hacer terapia y me convertí en coach ontológico, que trabaja la parte emocional, porque…
—Excelente.
No sé si estás de acuerdo conmigo, pero es muy difícil ver un buen trader que sea una mala persona. Porque tú tienes que saber gestionar tus emociones, tienes que saber ser un buen ser humano en algún aspecto para poder llegar a ser un buen trader. Si no, el ego, la esperanza —que no es mala la esperanza, pero en este caso sí, porque el mercado no tiene la culpa…
—Completamente.
Claro. Y bueno, quería tocar ese punto y otra vez preguntarte: ¿qué cambió cuando pasaste a este trading algorítmico? ¿Cómo fue tu parte emocional? ¿Cómo fue esa transición?
Bueno, te quiero felicitar por esa decisión que tomaste hace 8 años de dar ese paso de ir a terapia. A mí me gustó mucho un podcast que está en YouTube —te lo recomiendo— de Juan Pablo Raba, que se llama “Los hombres sí lloran”.
—Sí, está…
Entonces, yo también lo hice. Yo caí incluso en vicios, hermano, para tratar de disipar un poco esa tormenta y esa locura mental que tenía en ese momento. Y bueno, primeramente Dios. De verdad que Dios transformó mi vida de una forma que… obviamente yo sigo cometiendo errores, soy un ser humano, sigo cometiendo errores. El hecho de que sea cristiano no significa que sea una persona perfecta, que mi mente esté todo el tiempo “en paz total”. Yo me sigo molestando, sigo haciendo cosas que no corresponden, pero desde un punto de vista mucho más maduro.
El hecho también de tener a mi hija me impactó, me cambió la vida, ¿sabes? Desde un punto de vista positivo, siempre ha sido mi mayor bendición. Pero también empecé con la rumiación mental: “Si no hubiese hecho esto, si no hubiese hecho lo otro…”.
Actualmente no estoy en terapia, quiero retomarla, pero ya más como mantenimiento, por decirlo así. No sé hasta qué punto tú lo llevas, pero considero que es sumamente necesario. Ya nosotros tenemos una edad; necesitas terapia para muchas cosas: para cosas que tienes que quizás no has procesado, que incluso no sabes, cosas inconscientes que vienes arrastrando desde tu niñez.
Yo también me metí mucho por ahí, pero por el lado del “yo”: yo mismo. La terapia fue más que todo por el tema de la depresión y la adicción, pero el trabajar mi mente también me gusta mucho. Me gusta leer, la autoayuda. Entonces traté de irme conociendo.
Lo que tú dices es completamente cierto: no es posible que un buen trader sea una mala persona, porque este es un proceso que prácticamente te desnuda. Tú estás frente a un espejo y día a día te vas dando cuenta de quién en realidad eres. Empiezan a salir esos “monstruos”, les digo yo, que están por ahí escondidos. “Oye, yo soy una persona volátil y no me había dado cuenta”, o “soy una persona ansiosa”, o “tengo algún tipo de problema con el dinero”. Lo que sea que tengas, te vas pelando como una cebolla y esas capas van saliendo.
Parte de la madurez es eso: entender que no somos perfectos, que podemos tener problemas —sean conscientes o inconscientes—, sean responsabilidad nuestra o traumas que vivimos, el estilo de vida, lo que sea. Y eso es sumamente importante.
Incluso creo que en los hedge funds y en las organizaciones donde los traders manejan mucho dinero es primordial que tengan su psicólogo dentro de la empresa y que acudan a terapia, porque el trading es una carrera o profesión donde tú puedes venir tomando decisiones acertadas y haciendo las cosas de muy buena forma, como me pasó a mí en su momento, y una sola mala decisión se lleva todo.
Entonces caes en ese ciclo autodestructivo: “¿Qué hice? No sirvo para esto. ¿Cómo es posible que todo lo que me costó lo perdí en un mes?”. Y empiezas a recordar todas esas malas decisiones que cometiste, que en ese momento no eran “relevantes” para ti o no tenías la lucidez suficiente para saber lo que estabas haciendo. Y empiezas tú mismo —tu peor enemigo— a darle y darle a la mente. Es sumamente necesario la terapia.
Creo que con lo que vivimos hoy por hoy, con el fenómeno de las redes sociales y todo, es aún más necesario. Porque tú puedes tener un amigo, una buena relación con tu papá… pero, por lo menos, mi papá tiene 66 años. A pesar de que lo amo y tengo una buena relación con él, viene de otra escuela. No es ese tipo de persona que va a entender un bajón emocional o se va a poner a hablar conmigo de ciertas cosas que me perturban. Él, dentro de las pocas herramientas emocionales que pueda tener, me da sus consejos tipo: “Sigue la vida, no pasa nada, vamos pa’ lante”.
Tú puedes hablarlo con tu pareja, con tu amigo, con un tío, con cualquier persona, pero no es lo mismo que un profesional. Un profesional que sabe y tiene las herramientas adecuadas para ayudarte a salir de eso. Siempre es bueno mantenerlo cerca porque puede haber una recaída en un futuro, uno no sabe la circunstancia, y es sumamente importante tener una persona allí a la que puedas acudir siempre que lo necesites.
José, bueno, esto es ya mi criterio, pero quiero ver si tiene algo que ver. Tú me comentaste que en el proceso te convertiste en cristiano. ¿Eso no es también una forma de terapia que te ha ayudado a tener una inteligencia emocional más avanzada? Porque yo no soy cristiano, pero soy una persona de fe y pienso que esa conexión es necesaria: ya creas en Dios o creas en cualquier otra cosa, te ayuda a deshacerte de ese ego y decir: “Mira, por lo menos el mercado es más fuerte que tú. Tú puedes entrar y puedes perder todo lo que hayas hecho en toda tu vida”. Y ese es el problema del trader cuando está comenzando. ¿Eso te ayudó o no? ¿O fue por otra razón que tomaste esa decisión?
No, no, completamente. Vuelvo y te repito, hermano: Dios ha transformado mi vida de una manera increíble. Todavía lo sigue haciendo, todavía sigo luchando, como te digo. En nuestra creencia, nosotros somos como vasos de barro y Dios es el alfarero; nos va moldeando poco a poco.
En ese momento que perdí todo el portafolio, aunado a eso, me estafaron con una camioneta. Compré una camioneta en ese momento y a los 5 meses me la quitaron. Gasté una plata en abogados. Al final me di cuenta de que, bueno, el sistema en el que vivimos lamentablemente está bastante distorsionado.
Fue un evento tras otro. Eso me llevó a vicios, me llevó a depresión. Obviamente, con la ayuda del terapeuta —no fui a más de 10 sesiones, creo—, pero Dios fue el que realmente me sostuvo. Me di cuenta de que todos esos problemas que tenía, que quizás no había querido reconocer o no había identificado, tenían un origen.
Me di cuenta de que tenía un problema con el dinero, me di cuenta de que estaba haciendo las cosas sin ningún tipo de propósito, simplemente buscando aprobación social, para que las personas vieran que me iba bien. Ese ego que muchas veces se disfraza: “No, es que yo necesito un mejor carro para que la gente confíe en mí, para invertir, para un curso. Si me ven con el mismo carro, no van a confiar. Necesito esto para que las personas…” Todo eso es un juego disfrazado que al final es la búsqueda de aprobación externa, que no tiene ningún tipo de sentido.
Porque cuando caes en alguna situación —Dios te libre, de salud o lo que sea—, de verdad que, siendo afortunado, puedes contar con las personas de siempre, contadas con la mano. Toda esa gente a la que querías agradar al final no tiene ningún papel real en tu vida.
Entonces, sí, respondiendo a tu pregunta: el camino del cristianismo me ha llevado y me lleva todos los días a confrontarme conmigo mismo, a saber que hay cosas que vienen quizás del entorno en el que vivimos. Basta con que veas con quién andabas, con tus amigos de ese momento.
Eso es importante también, hermano: escoger con quién andas. Yo soy el tipo de persona que nunca ha escogido sus amistades por si tienen o no tienen, ni por interés. Pero cada quien tiene un camino diferente. En este proceso que tú escojas para tu vida, lo que te dé plenitud y paz, el proyecto que escojas desarrollar, tienes que irte acercando a personas que vayan en el mismo camino.
Hay personas que quizás en tu juventud fueron tu amigo del alma, pero hoy por hoy cada quien está en un punto diferente. Yo tengo amigos que quiero mucho, pero sé que hoy por hoy es imposible que conviva con ellos diariamente, porque no están para nada relacionados con lo que yo quiero.
Totalmente, evolución. Exacto. Correcto, es así.
Y José, ahorita con este análisis de datos, ¿cómo haces tú? ¿Aprendiste a programar para comenzar a hacer este trading algorítmico o tienes un programador y tú haces las estrategias? ¿Cómo es esta parte del trading algorítmico?
No, yo mismo aprendí a programar. Aprendí a programar en Python. Es como el lenguaje más universal, el que más se adecúa a ese tipo de análisis de datos, machine learning e inteligencia artificial.
Ojo, no es que soy un experto programador, pero aprendí lo suficiente para configurar algoritmos con mis estructuras, con mi sistema, con un poquito de machine learning, y pasarlos a Interactive Brokers a través de la API, que es el broker que yo utilizo.
Y, vuelvo y te repito, no soy experto, todavía hay muchas cosas que me faltan, pero sí me defiendo. Y ahorita, con el tema de la inteligencia artificial, nos apalancamos bastante, porque puedes ir a ChatGPT, a Claude, a Gemini o a cualquier IA y…
—Te hace el código…
Exacto. Sabiendo lo que quieres hacer, la inteligencia artificial te hace el código.
José, muchos de nuestros oyentes están considerando entrar al mundo del trading o recién van a comenzar. Basándote en tu experiencia, especialmente en esa pérdida que tuviste, que nos comentaste, ¿qué dirías que son como los tres puntos clave para evitar pasar por ese proceso? ¿Qué recomendarías para que estas personas no pasen por lo mismo o lo eviten a toda costa?
Bueno, basado en mi experiencia creo que lo más importante es el acompañamiento. Sin intención de estigmatizar la formación —que quizás, por el fenómeno de las redes sociales, muchas personas no confían en eso y caen en el tabú de: “¿Por qué, si esta persona es rentable, vende cursos?”—, como yo le digo a la gente: primero, porque el trading es un negocio, y al final vender cursos, acompañamientos, consultorías, asesorías, como lo quieras llamar, es una forma de capitalizar tu conocimiento, y es una estructura de negocio válida. No necesariamente vendes cursos porque te va mal en el trading.
En la Biblia hay un versículo que dice que “por sus frutos los conoceréis”. ¿Qué quiere decir esto? Que tú simplemente tienes que ver lo que refleja esa persona en su vida —y no solo en redes sociales— y también lo que ves cuando pasas por ese proceso de formación.
El acompañamiento es sumamente necesario, hermano. Y no necesariamente tiene que ser acompañamiento técnico: también puede ser acompañamiento psicológico. Quizás tú eres muy bueno a nivel técnico y de análisis, pero tienes un carácter o una inteligencia emocional que te afecta al momento de tomar decisiones.
Entonces, ese acompañamiento también es válido. Puedes tener un psicólogo —que de por sí es recomendable— que te permita manejar esas emociones que van muy ligadas a nuestras decisiones, porque al final el ser humano es un ser emocional e irracional.
Indiferentemente de que en internet esté toda la información que puedas necesitar para formarte en cualquier disciplina, el acompañamiento de un mentor es sumamente necesario. Incluso ves a altos ejecutivos de grandes empresas que tienen sus mentores en ciertas áreas específicas.
Lo segundo: paciencia para transitar este camino. Paciencia para formarte, para educarte, para vivir tu propio proceso. Hay muchas personas que quieren comenzar en el trading desde la desesperación: porque perdieron su trabajo, porque viven en un país donde la situación económica no es la mejor y no hay oportunidades. Desde esa necesidad —que es completamente válida— quieren lanzarse al mundo del trading y se dejan guiar por falsas expectativas, porque hay muchas personas en internet vendiendo humo.
El ser humano tiene el sesgo del apostador: el sesgo de querer ganar mucho arriesgando poco. Piensan que este negocio es así y la verdad es que no. Lo peor que puedes hacer es iniciar en este negocio cuando estás pasando por una mala situación económica o por un despido.
Yo siempre le digo a las personas que esta es una transición a largo plazo. Ojo, eso no vende. Muchos, cuando me piden información acerca de una mentoría y yo les hablo desde la verdad —porque es mi deber—, se van, porque quieren algo rápido.
Entonces yo les digo: “Mira, no. La verdad es que necesitas un tiempo para transitar este camino. Lo mejor es que, en un principio, lo veas como una fuente de ingreso extra. Que no tengas la presión de necesitar generar X cantidad fija todos los meses para cumplir con tus compromisos, tus obligaciones, los gastos de casa, colegio de los niños, etc. No vas a obtener un resultado óptimo si comienzas desde esa presión”.
Y si ya estás trabajando, no abandones tu trabajo. Sigue trabajando, ve invirtiendo de manera progresiva y, en algún momento, cuando ya tengas todas las habilidades, el conocimiento, la madurez y el capital suficiente —porque también esa es otra gran verdad: esto es un negocio que requiere capital—, ahí sí puedes plantearte vivir de esto. Yo no puedo pretender vivir del trading cuando mi capital es de 500 dólares.
Ese sería el tercer punto: tener capital. Mientras me preparo en conocimiento, mientras me preparo de la mano de un mentor y mientras voy reuniendo un capital óptimo que permita que los retornos del negocio sean rentables, creo que es un buen roadmap. Son tres pasos que considero la forma correcta de hacer las cosas.
No podemos pretender que con 100 dólares nos vamos a ganar 1.000. Como yo les digo: esto es un negocio como cualquier negocio tradicional. Yo no busco con 100 ganarme 1.000; busco con 1.000 ganarme 100. O por lo menos esa es la forma en que yo opero.
Al final, genero consistencia, que es diferente de rentabilidad puntual. Yo puedo ser un trader consistente, es decir, que todos los meses genere una rentabilidad; o que al final del año, cuando saco mis métricas, tenga un profit de 60 % anual de retorno sobre mi capital, que es muy bueno considerando el mundo de las inversiones.
Obviamente, a medida que uno va creciendo en capital, las rentabilidades porcentuales quizá van disminuyendo un poco, porque el proceso se vuelve más complejo. Pero para nosotros, como traders retail, un 60 % me parece, desde mi punto de vista, una rentabilidad muy buena.
Pero resulta que, si no tengo capital suficiente, esa rentabilidad —aunque yo sea muy bueno— no va a ser suficiente. Porque si lo que tengo son 10.000 dólares en mi cuenta y genero 60 %, son 6.000 dólares. ¿Son 6.000 dólares suficientes para cubrir el año, mis compromisos y todo lo que requiere la manutención de mi familia? Particularmente para mí, no es suficiente. Entonces no sería responsable aspirar a vivir del trading con ese capital.
Entonces, resumiendo: un mentor que te acompañe en el proceso —como yo les digo a las personas: no puedo evitar que transites el camino, pero sí puedo ayudarte a dar pasos en la dirección correcta—. Si no tienes una ruta clara, empiezas a brincar de un sitio a otro, y al final te puedes quemar. O, si eres bueno, disciplinado e insistente, llegarás en algún momento —porque considero que la disciplina vence al talento—, pero llegarás, ¿a qué costo?
En cambio, con un mentor puedes acortar la curva de aprendizaje y enfocarte directamente en lo que es verdaderamente importante. Esa es la parte del mentor. La paciencia, ya sea que quieras vivir de esto a tiempo completo o tenerlo como fuente de ingreso extra. Y el capital, que como todo negocio, lo necesitas: no puedo pretender construir un hotel si lo que tengo son 1.000 dólares en la cuenta.
También está la aversión al riesgo: tienes que ir incrementando ese capital poco a poco. No todo el mundo está acostumbrado a hacer negocios del mismo tamaño. Quizás tú me planteas un negocio donde tenga que invertir 500.000 dólares —que no los tengo, pero en caso de tenerlos— y a lo mejor te digo: “Oye, hermano, ya va, porque está en riesgo medio millón”. No estoy acostumbrado a hacer negocios con ese nivel de riesgo. Quizás mis niveles son más de 100.000, o 50.000, o 20.000. Es un riesgo que puedo manejar, que no me va a quitar el sueño y que no necesito mañana.
Por eso otra de las máximas en el trading es: invierte un dinero que te puedas permitir perder. Porque al final se puede perder, como en todo negocio. No vayas a invertir un dinero que sea para el colegio de tus hijos, para la salud, para la compra de tu casa, etc. Siempre tiene que ser un dinero que puedas conservar en el largo plazo, que no lo necesites en el corto plazo, y que en el peor de los casos puedas perder.
Como en todo negocio, obviamente nadie lo hace con la intención de perder, pero pasa. Me imagino que tú también, en tu transición y tu proceso, habrás perdido dinero en los modelos de negocio que manejas, tanto en el trading como en el e-commerce.
Sí, totalmente, José. Me conecta mucho tu experiencia porque he pasado por muchas de las cosas que has hablado. Y es así. Además, ahorita, en el mundo de la capacitación, esto que estás hablando de la mentoría… hay mucho humo. Hay mucha gente muy joven vendiéndote algo que no es. Para mí eso es falta de ética y de valores.
—Yo también.
Totalmente. Y lo que tú hablabas ahorita de que la verdad no vende es totalmente cierto. Yo hace poco comencé a mostrar en mis grupos gratuitos mis operaciones. Hay algunas con ganancias y eso es lo que vende: la gente quiere ver las ganancias, quiere ver el éxito. Pero la realidad es que esa ganancia a lo mejor es una sola operación, y detrás hay cinco pérdidas que no cubren esa ganancia. Una ganancia de X monto no quiere decir que tú seas bueno o que seas rentable.
Es importante que las personas no se dejen llevar por ese tipo de cosas. Y algo que me conectó mucho de tu historia fue que hablaste de que, luchando contra tus pérdidas, hubo un momento en que viste ese ego disfrazado. Probablemente muchos de los que nos escuchan o nos ven estén pasando por lo mismo.
Te doy un poco de contexto: yo venía de éxito en otros negocios que no tenían nada que ver con el trading y dije: “Mira, si soy exitoso en esto, a mí el trading se me va a hacer sencillo, porque ya sé manejar un negocio, ya sé cómo es esto, ya sé cómo es lo otro, y probablemente se me haga sencillo”. Y el mercado me comió, como pasa: les pasa a médicos que se convierten en traders o a cualquier profesional que venga de éxito en otro rubro y pase a este negocio.
¿Qué le recomendarías tú a esas personas que nos están escuchando y ya pasaste tú por esa etapa?
Bueno, hay un experimento —si mal no recuerdo, no sé exactamente quién lo hizo—. No sé si fue Richard Dennis en su momento, que fue el creador del sistema de las Tortugas, que fue un sistema exitoso que replicó la rentabilidad a nivel súper profesional. Pero creo que hubo un experimento en el que agarraron científicos, médicos, personas con un coeficiente intelectual alto, y los pusieron a hacer trading… y los resultados fueron catastróficos.
Ojo, no quiere decir que no haya casos como Renaissance, del antiguo fund manager que falleció, Jim Simons. Fue un fondo que crearon, de los más exitosos en los últimos 50 años, y él contrataba puros matemáticos y programadores. Eran personas que no tenían ni idea de la bolsa, pero, a través del buen liderazgo y de la mano de él, desarrollaron un trading automatizado y estadístico que les permitió generar retornos exorbitantes.
Pero, ¿qué pasa, hermano? Que al final no hay mejor forma de vencer el ego que siendo humilde. Y sonará cliché, pero si no eres humilde, el mercado te va a volver humilde. Ese pensamiento de creer o de asumir que sabes cómo funciona todo, lamentablemente en este negocio no es así.
Hay un dicho que dice que el mercado puede permanecer irracional más tiempo del que tú puedes permanecer solvente. Entonces, al final es parte de eso. Te afecta mucho, como tú dices, si vienes de negocios tradicionales donde tenías habilidades sociales, buena administración, un equipo, etcétera, y eso funcionó allí, pero en este negocio no funciona igual.
En este negocio no necesitas hacer networking para ganar una operación; no necesitas conocer a nadie. Puedes ser muy inteligente en muchas cosas, pero quizá no tengas la inteligencia emocional, no estás acostumbrado a las pérdidas. Eres una persona que viene de una vida “exitosa”, pero aquí te enfrentas a ti mismo.
Yo siento, hermano —y no sé si compartes lo mismo—, que al final el trading se vuelve como el Viaje del Héroe. Por lo menos así lo viví yo. Me fui pelando como una cebolla; fui viendo cualquier cantidad de errores que tenía, que quizá no estaban presentes a nivel consciente en mi vida o no había querido ver.
Ese tipo de golpes —en mi caso, perder prácticamente todo mi capital— me llevó a la reflexión, a tener humildad, a saber que, al final, el mercado no tiene por qué premiar todo el esfuerzo que yo haga. Porque si bien en la vida tradicional, en un negocio o un deporte, tu esfuerzo y dedicación tienen una recompensa visible y la gente lo valida, aquí no.
Aquí tú puedes tener, en mi caso, más de 7 años de formación, empezar a hacer las cosas de manera adecuada, que tu portafolio empiece a crecer… y una serie de malas decisiones acaba con todo. ¿Qué haces tú en esos momentos?
A mí una vez un amigo me dijo algo —no tenía que ver con trading, hablábamos de otra cosa— y fue: “¿Qué harías tú si este es tu tope? A nivel económico, ¿qué harías si ya no avanzas más de aquí?”. O sea, no escalas más: te quedas con tu apartamento, tu carro normal, tu familia, no pasas hambre, resuelves tus cosas… pero no llegas a ese nivel tan anhelado que crees que necesitas para sentirte pleno. Que al final es una mentira, porque llegas ahí y vas a querer más y más, porque siempre habrá alguien con más dinero, mejores oportunidades o algo que tú quieras.
Ese vacío nunca se llena con cosas materiales. Obviamente las cosas materiales son importantes, hay que trabajar y luchar, pero muchas cosas se escapan de ahí. Es un engaño del mundo, de lo que ves en redes sociales, de ese “éxito” ficticio.
Yo soy de los que piensa que el que más muestra es porque más carece. Mientras más muestras lo que tienes, menos tienes por dentro, en cuanto a llenura interna.
Entonces, tener la humildad de saber que el mercado es un ente que no es una persona, no es un ser vivo —aunque esté formado por todos los traders que lo conforman—, y no tiene ningún tipo de obligación de retribuirte nada.
Eso también pasa cuando haces una operación, haces un análisis y el mercado se va en contra. Inconscientemente te aferras a esa decisión porque tu ego te hace verla como “correcta”: “¿Pero por qué Apple está cayendo si mi análisis me dice otra cosa? Yo compré, hice un análisis fundamental, las ganancias, no sé qué…”. Te aferras porque es tu decisión: “Yo no me puedo equivocar. Soy una persona que tiene conocimiento, y en base a lo que sé tomé esa decisión”.
Es otro de los errores que yo cometí. Y al final no te das cuenta de que esto es un negocio, como cualquier otro. Hay temporadas buenas, temporadas malas. Muchos negocios quiebran. Muchos negocios arrancan con la mayor disposición posible y, con el tiempo —por mala gerencia, situación país, lo que sea— terminan cerrando. No por eso eres una mala persona.
No hay que quedar enfrascado en las “malas” decisiones que tomas, porque muchas veces, aunque fueron decisiones que generaron pérdida, no eran malas: eran las más adecuadas con la información que tenías en ese momento. No tienes por qué sentirte mal por eso.
Tú tienes que trabajar en función de tu sistema, siendo empático contigo mismo. Muchas veces con nosotros mismos somos extremadamente duros, y cuando otra persona está pasando por algo, somos súper empáticos. Con nosotros deberíamos aprender a aplicar la misma empatía.
Ese ego, hermano, o te lo quitas de manera consciente, sabiendo que entras en un negocio de suma cero —lo que tú pierdes lo gana otro—, o el mercado te lo va a quitar. Aquí todo el mundo quiere lo mismo: hacer dinero. Aquí no hay amigos, aquí no hay compañerismo, aquí eres tú contra millones de personas que están detrás del mercado, y no solo personas: instituciones con el power de millones y millones de dólares para mover el mercado. Eso lo ves mucho en el mercado cripto, donde las manipulaciones son catastróficas. Los bancos, los fondos de inversión, cualquier institución con poder monetario exorbitante mueven el mercado como quieren.
Entonces, ¿qué somos nosotros? Un grano de arena en la playa. Como les digo a las personas: no te aferres a ese ego. Trata de verlo como aprender una habilidad como la pesca. Yo voy, tiro mi carreta, pesco y me voy. Que otro pescó una ballena, que otro pescó más… bien por ellos.
Al final es eso, hermano: si no te quitas el ego, el mercado te lo va a quitar, y te lo va a quitar de una forma triste. Mejor que te lo quites tú por ti mismo antes de que el mercado te arrastre.
Sí, así es, José. De hecho, concuerdo totalmente contigo. Te confieso que soy sumamente optimista, a veces de un modo que me ha jugado en contra. Siempre digo una frase: “La parte más oscura de la noche es justo antes del amanecer”. Cuando estoy pasando por algo, digo: “Ya va a amanecer, ya va a pasar, se va a solucionar”, obviamente haciendo lo que haga falta para atravesar la adversidad.
Y con la parte del ego fue algo que a mí me costó mucho. Hay un libro de la Cábala judía, que es como una especie de filosofía, que se llama Satán, una autobiografía y habla de cómo Satán —que ellos lo pintan como metáfora— es el ego, y cómo te hace tu peor enemigo. El ego es necesario: es necesario que seas un poco egoísta con algunas cosas, porque si no, cualquiera viene y te quita lo que es tuyo. Pero es una defensa que tienes que saber manejar, saber que está allí para acompañar, no para apoderarse de ti y convertirte en tu auto-destrucción total.
Y para cerrar, José, me gustaría que nos dieras tus redes sociales: dónde pueden verte, dónde pueden seguirte. Y, bueno, darte muchas gracias por estar acá; ha sido un excelente episodio.
No, hermano, gracias a ti de verdad por la invitación. Como te digo, encantado de estar aquí. Me gusta mucho la forma en que transmites lo que sabes y conecto mucho contigo por eso: porque veo que tratas de transmitir tu conocimiento —ya sea en cualquiera de los dos negocios que manejas— de la forma más clara y transparente posible. Y de verdad conecto mucho con eso.
Yo antes me frustraba; me molestaba cuando veía a alguien vendiendo humo por redes sociales, y escribía y lo insultaba, y al final no tiene sentido. No era por maldad, sino porque yo decía: “Oye, para mí, sinceramente, fue un proceso doloroso pero bonito, porque me llevó al autodescubrimiento, a pelarme como una cebolla capa por capa”. Entonces me molesta que ese tipo de personas, a la larga, contaminen esta profesión y creen falsas expectativas en la gente. Pero bueno, en este mundo hay de todo y tenemos que aprender a convivir con eso. Siempre va a haber alguien que conecte con lo que nosotros transmitimos.
Entonces, bueno, hermano, gracias de nuevo por la invitación. Mis redes sociales son @datawithjose en LinkedIn e Instagram —creo que son las dos únicas redes que manejo. Tengo Twitter o X, pero por ahí no suelo postear mucho. Tanto en Instagram como en LinkedIn estoy como Data with José.
Así que, hermano, la verdad, sumamente agradecido. Y nada… Vamos para adelante.